La figura del vampiro aparece en el cómic o historieta en la década de 1930, paralelamente a la introducción de los comic-books con material original en el mercado norteamericano, gozando de un breve auge en los años 40, que será cortado de raíz por el Comics Code, hasta que a partir de la década de 1960, tras varios años de autocensura, las grandes editoriales estadounidenses comiencen a utilizarla de forma activa y habitual en sus series.