El Tribunal de Contrafacciones era la institución de Cataluña que garantizaba la aplicación de las Constituciones catalanas y resolvía de manera suprema ante cualquier acción por parte del rey, o de los oficiales del rey, contraria al ordenamiento constitucional catalán. Fue acordado con las Cortes catalanas de 1701-1702 por el rey Felipe V de España, el primer rey de la Casa de Borbón que reinó en el país.