La primera torre de Mangana sita en Cuenca (España), era de planta cuadrada, la podemos conocer gracias al pintor Antón Wyngaerde; aunque en el dibujo que nos dejó de ella no aparecen la cruz y la veleta de hierro que, en 1532, el rejero Esteban Limosín puso en el chapitel que cerraba la torre, y que estaba recubierto de hojalata.