La tipografía española, como tal, ha sido modificada y adaptada constantemente por lo que es sumamente difícil identificar cuáles son sus características o qué las diferencia de las diseñadas en otros países. La única tipografía de la que hay constancia de ser un trabajo íntegro español fue la diseñada por Francisco Javier de Santiago Palomares (calígrafo español) y grabada por Jerónimo Antonio Gil (abridor de punzones) y seleccionada para el Quijote de Joaquín Ibarra de 1780.