Durante el siglo XIX, tras los atroces asesinatos cometido por Jack el Destripador, se levantaron grandes incógnitas por saber quién era el famoso asesino, es decir, la persona tras la máscara. La circunstancia de que este asesino nunca fuese capturado y procesado, no supuso que durante el breve período que duró su reinado de terror, Scotland Yard dejase de investigar y de arrestar a sujetos sobre quienes recayeron sospechas de haber sido ese sanguinario ejecutor.