Los días 10, 11 y 12 de febrero de 1825, el Congreso peruano dispuso honores y preseas extraordinarios para el Libertador Simón Bolívar, dándole las gracias por las victorias de Junín y Ayacucho. Luego, el 18 de febrero, el mismo Congreso de la República del Perú no aceptó la renuncia del Libertador a la presidencia de la República y prorrogó su mandato por un año.