Roger Keith Coleman (1 de noviembre de 1958 20 de mayo de 1992) fue un minero de Grundy (Virginia), condenado y ejecutado por el asesinato de su cuñada Wanda McCoy. Su caso tuvo impacto nacional y mundial por sus repetidas peticiones de clemencia, por afirmar contantemente su inocencia y su apoyo contra la pena capital. En 2006, el gobernador de Virginia, Mark Warner, anunció que la huella genética confirmó su culpabilidad.