Rusia y la Unión Europea han desarrollado complejas y crecientes relaciones bilaterales desde la disolución de la URSS y la creación de la Federación Rusa. Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior desaparición de la Unión Soviética, la Unión Europea (UE) ha experimentado un progresivo desarrollo de las relaciones con los países del antiguo bloque soviético y en particular con Rusia.