Raimundo de Sauvetat o Raimundo de Toledo, fue un religioso y político castellano. Fue monje cluniaciense y en 1126, tras casi dos años de administrador en sede vacante, fue confirmado arzobispo de Toledo, cátedra que ocupó hasta su muerte. En 1130 también fue nombrado Canciller de Castilla por el rey Alfonso VII, puesto que abandona, poco antes de su muerte, en 1150. Sobre este rey ejercería una importante influencia y logró para su diócesis importantes legados y privilegios.