Radivoj Korać, también conocido como Radivoje, fue un jugador de baloncesto profesional de los años 1950 y 60 considerado como uno de los mejores jugadores de la historia de este deporte en Europa. Korac, al que hoy se le recuerda en Serbia como "la primera leyenda", fue uno de los máximos artífices en lograr que la selección yugoslava pasara de ser un equipo sin importancia en el panorama internacional a una de las mayores potencias mundiales en baloncesto.