No hubo pruebas experimentales para la Teoría de la relatividad general de Einstein, hasta mucho después de que ésta fuera introducida en 1915. Los físicos la aceptaron porque daba un explicación consistente acerca de los adelantos en el perihelio de Mercurio, y porque fue capaz de unificar la ley de gravitación universal de Newton, con la Relatividad Especial de una manera conceptualmente simple.