En abril de 1823, el presidente norteamericano John Quincy Adams formuló su línea de política exterior referente a Cuba, generalmente conocida como Política de la Fruta Madura, la cual planteaba que: hay leyes de gravitación política, como leyes de gravitación física, y Cuba, separada de España, tiene que gravitar hacia la Unión, y la Unión, en virtud de la propia ley, no iba a dejar de admitirla en su propio seno.