Pierre de Castelnau (en occitano Pèire de Castelnòu) fue un monje y legado pontificio, asesinado cerca de Saint-Gilles, Languedoc, el 15 de enero de 1208. En el año 1203 se encontraba en la abadía cisterciense de Fontfroide cuando el papa Inocencio III lo designó, junto con Raul Ranier, su legado en Languedoc. Ambos serían dotados de plenos poderes para intentar, vanamente, parar la herejía catara.