La persecución de la homosexualidad en la Unión Soviética comenzó pocos años después del ascenso de Stalin al poder y continuó, aunque de forma atenuada, hasta la caída de la propia Unión Soviética. En algunas naciones nacidas de la descomposición de la URSS persisten aún persecuciones que van del internamiento en campos de trabajo forzado a la cárcel.