En la mitología griega, las ménades son seres femeninos divinos estrechamente relacionados con el dios Dioniso, dios supuestamente originario de Tracia y Frigia. Las primeras ménades fueron las ninfas que se encargaron de la crianza de Dioniso, y que posteriormente fueron poseídas por él, quien les inspiró una locura mística. Esto las contrapone a las bacantes o basárides, mujeres mortales que emulan a las ménades, que se dedican al culto orgiástico de Dioniso.