Muchos pueblos autóctonos del noroeste del Cáucaso fueron forzados a emigrar a finales de la Guerra Ruso-Circasiana, y en general, de la Guerra del Cáucaso, en la que el Imperio ruso salió victorioso. El éxodo se inició incluso antes del fin de la guerra en 1864, y continuó hasta la década de 1870, aunque estaba casi completamente culminada para 1867.