Entre 1769 y 1773, el joven Wolfgang Amadeus Mozart y su padre, Leopold, hicieron tres viajes a Italia. El primero de ellos, que tuvo una duración de 15 meses, fue financiado mediante actuaciones para la nobleza y conciertos públicos, y recorrieron las ciudades italianas más importantes. En sus viajes posteriores llegaron a Milán, para que Wolfgang completara las óperas que le habían encargado allí durante su primera visita.