El Monasterio de la Concepción Franciscana de Cuenca estaba ya edificado en 1504, año en que el canónigo Pérez de Montemayor se lo entregó a la Abadesa. Este monasterio, siguiendo los deseos del fundador, fue incorporado a la Orden de la Inmaculada Concepción, de forma semejante a como lo estaba el de Toledo.