Se llama malagueñas a un palo del flamenco que es tradicional de Málaga; de ahí su nombre. Procede de los antiguos fandangos malagueños. Se convierte en estilo flamenco en la primera mitad del s. XIX. Este cante no tiene baile propio, pero tiene un gran registro melódico. Se acompaña con la guitarra por arriba, y es un cante ad líbitum.