La distribución geográfica de la especie de L. reclusa es amplia en los Estados Unidos, compartiendo su distribución con el Norte de México. Es algo menor que su prima sudamericana la araña de los rincones. El mayor número de casos envenenamientos se deben al macho más que a la hembra (que es mucho mayor) y la mordedura venenosa causa gran dolor e irritación pero no es tan protelítica como la Loxosceles laeta.