La Iglesia Católica en Chile se organiza en una serie de jurisdicciones eclesiásticas que pueden ser tanto una Arquidiócesis, una Diócesis, un Vicariato Apostólico o una Prefectura Apostólica. Estas jurisdicciones generalmente coinciden con la división civil territorial del país. Como entidad máxima de estas jurisdicciones el Papa nombra a un Obispo. Los obispos se encuentran reunidos en la Conferencia Episcopal de Chile.