John Goodricke fue un astrónomo aficionado eminente y con una sordera profunda. Hijo de un diplomático inglés y su esposa holandesa, nació en Groninga, Holanda, en 1764. Cuando tenía cinco años la escarlatina lo dejó sordo. Sus padres lo enviaron a una escuela especial de Edimburgo donde aprendió a leer los labios y desarrolló la capacidad de hablar.