Jacinta Mariscotti, de la Tercera orden de San Francisco, es una santa italiana de la Iglesia Católica que, después de una vida frívola y mundana, practicó radicalmente la virtud cristiana de la humildad, obrando milagros y profecías, promoviendo confraternidades para consolar a los ancianos y fomentando el culto a la Eucaristía.