Los incidentes de 1968 en España, a pesar de su mitificación en la oposición al franquismo, no lograron mayor alcance; pero, no obstante, son habitualmente denominados revolución de 1968. Su función como mecanismo de identificación generacional (generación del 68) o ideológica (espíritu del 68) hizo que sus repercusiones posteriores fueran muy superiores.