Malta tuvo su primer contacto con la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (en maltés Knisja ta' Ġesù Kristu tal-Qaddisin tal-Aħħar Ġranet) cuando Lorenzo Snow, quien se encontraba en Italia como presidente de misión, se interesó por la isla. Debido a su localización y al hecho de que el maltés sea una lengua semítica escrita con alfabeto latino Snow vio la isla como un sitio desde el cual se podría llevar el evangelio a otros países.