La Iglesia Adventista del Séptimo Día nació a partir del Movimiento Millerista de la década de 1840, que resultó ser una de las últimas oleadas de reavivamiento del Segundo Gran Despertar religioso. El movimiento Millerista recibe su nombre de William Miller, quien, durante su adultes temprana, llegó a ser un Deísta. Luego de pelear en la guerra de 1812, Miller compró una granja en Low Hampton, Nueva York, y comenzó a frecuentar una Iglesia Bautista cercana para complacer a su abuela.