Elizabeth Blackwell fue la primera mujer que ejerció como médico en los Estados Unidos y en todo el mundo. Nació en Bristol, siendo la tercera de los nueve hijos de Samuel Blackwell, un refinador de azúcar y de Hannah Lane, criándose así en una familia con suficiente capacidad económica como para pagar la educación a todos sus hijos. En 1831 emigró con su familia a Cincinnati, Estados Unidos, abriendo su padre una refinería en Nueva York.