En 1930, Madrid era la capital de España. Con sus 952.832 habitantes era la segunda ciudad en población del país (tras Barcelona, que sobrepasaba ligeramente el millón de habitantes). Aunque desde el fin del Antiguo Régimen y el advenimiento del Estado liberal se habían llevado a cabo numerosos procesos electorales en España, los años de la Segunda República constituyeron un periodo excepcional durante el cual la actividad política adquirió una intensidad inusitada.