El sacrificio de Noé es una de las nueve escenas del Génesis que Miguel Ángel pintó al fresco en la bóveda de la Capilla Sixtina, datable entre 1508 y 1510. Su tema es el sacrificio que Noé realizó después del Diluvio Universal; un pasaje narrado en el capítulo 8, versículos 20 a 22; relacionado con la alianza entre Dios y el hombre y considerado en la exégesis bíblica como una prefiguración del sacrificio de Cristo.