El ejército persa de Darío III se enfrentó al ejército macedonio de Alejandro Magno de 334 a 330 a. C. Era un ejército a lo oriental, muy numeroso y abigarrado, cuyas mejores unidades se adornaban con lujosos atavíos que impresionaban a sus adversarios. El coraje de los caballeros persas era cierto, pero insuficiente para afrontar la potencia del choque macedonio.