El cónclave de 1378 fue constituido luego de la muerte de Gregorio XI, siendo la primera elección que se realizaba en Roma luego del llamado Papado de Aviñón, durante el cual se mantuvo la sede papal en Francia. Este cónclave fue una de las causas inmediatas del posterior Cisma de Occidente, que dividiría a la Iglesia Católica por cerca de 40 años.