El cónclave papal celebrado a fines de diciembre de 1294 fue convocado después de la abdicación del papa Celestino V en Nápoles. Fue el primer cónclave que se hacía luego de que Celestino restaurara la constitución Ubi periculum de Gregorio X, la que había sido suspendida por Adriano V en julio de 1276. A partir de ese momento cada elección papal ha sido llevada a cabo en un cónclave.