La colección Folch fue reconocida entre los años 1960-1980 (Burchard, 1980), como una de las mejores colecciones de minerales privadas del mundo. Su tamaño (más de 15.000 ejemplares), la calidad de las piezas, el gran número de ejemplares clásicos, ya imposibles de conseguir hoy en día, así como el estilo de la colección, que sorprendentemente es muy "moderno", la han hecho mundialmente famosa.