El colapso económico de la Unión Soviética tuvo lugar a fines de los años 1980. En un lapso relativamente corto, la economía de la Unión Soviética sufrió importantísimos cambios que de hecho produjeron su propia disolución formal como unidad política centralizada el 8 de diciembre de 1991 con los acuerdos de Belavezha, firmados por los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia.