La clasificación climática que Hermann Flohn propone en 1950 es una de las pocas que tiene una componente genética, es decir, se fundamenta en los movimientos de la atmósfera, en lugar de en el estado medio de temperaturas y precipitaciones. Las características de los climas dependen de los grandes cinturones de viento del planeta y en las precipitaciones. Estos cinturones cambian su posición a lo largo del año debido al balanceo estacional.