Las casas cueva del cerro de Castellar constituyen uno de los conjuntos de hábitats trogloditas más importantes del sudeste peninsular. Aunque su origen parece remontarse a época prehistórica, la generalización de este tipo de viviendas asociadas a economías familiares modestas, no se produjo hasta el siglo XVIII, coincidiendo con el crecimiento demográfico como consecuencia de la puesta en cultivo de amplias superficies de terreno en el entorno de la rambla de Nogalte.