Un conjunto de cincuenta y seis campanarios de Bélgica y Francia fue declarado por la Unesco como un lugar Patrimonio de la Humanidad, en reconocimiento a la manifestación arquitectónica de la emergente independencia cívica del Flandes histórico y las regiones vecinas de influencias feudales y religiosas, llevando a un grado de democracia local de gran significado en la historia de la Humanidad. La Unesco inscribió 32 torres en su lista de Campanarios de Flandes y Valonia en 1999.