Antonio Ibáñez de la Riva Herrera fue un eclesiástico y administrador español. Nació en Solares en 1633 y falleció en Madrid en 1710, cuando iba a tomar posesión de su cargo como Arzobispo de Toledo, Primado de España. Estudió en Salamanca, ordenándose sacerdote. Fue nombrado sucesivamente Colegial Mayor de San Ildefonso de Alcalá, canónigo magistral de la Catedral de Málaga, obispo de Ceuta (1685-1687) y arzobispo de Zaragoza. Entre 1690 y 1692 presidió el Consejo de Castilla.