En la mitología griega Alífero o Halífero era un príncipe arcadio, hijo de Licaón. Fundó la ciudad de Alífera, en la región de Arcadia, que entonces estaba muy despoblada. Al igual que sus hermanos destacaba por su impiedad, hasta tal punto que el mismo Zeus se dirigió a su palacio, disfrazado de mendigo o de agricultor, para comprobar si eran ciertos los rumores sobre sus atrocidades.